ALGO DE HISTORIA

112 (29 de abril de 2008)



Los primeros asentamientos humanos no podían crecer mas allá de los limites del abastecimiento de agua y de las fuentes de alimentos, hasta que se mejoraron los transportes y la administración se hizo mas compleja. Esta primitiva asociación mantuvo una conexión entre el campo y las ciudades prácticamente hasta la revolución industrial, hasta el punto que la cantidad de espacio útil al aire libre (subrayo la palabra útil) por número de habitante en las ciudades del medioevo no ha sido superada por ninguna forma posterior de ciudad.

Se construía y funcionaba basándose en la energía solar, el agua corriente y la luz del sol, las variaciones de clima, topografía, los suelos aptos para la agricultura y el suministro de agua configuraban el trazado de la ciudad. Los espacios al aire libre eran funcionales: producían frutas y verduras, prados o como centro de reunión (atrios de las iglesias).

La escala de la ciudad se establecía en el hombre peatón, y el resultado era distinto en función de la ubicación de la ciudad, mientras que ahora esta establecida en el coche, y al usar todos los mismos coches da como resultado ciudades iguales en todos los sitios al margen de cualquier otro invariante existente en la zona.

Debería hacernos reflexionar esto, ya que va también parejo a la cantidad de energía necesaria para su desarrollo, que ahora se ve multiplicada en relación a los valores existentes anteriormente como si la misma fuese ilimitada, nadie se pregusta de donde viene el agua y a donde va, tan solo abrimos un grifo o tiramos de una cisterna, sin preocuparnos de lo que cuesta hacerlo.

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