113 (30 de abril de 2008)
Ya hace tiempo que no discuto sobre el mismo, y no me refiero tan solo a las distintas formas de medirlo que desde que Einstein expuso su teoría, al parecer se mide de otra manera, yo la verdad es que no he visto que la industria relojera suiza se preocupe en demasía por este extremo con lo que entenderé que la medida del tiempo no deja de ser un divertimento (interesante, cierto, importante, …) de nuestros queridos físicos, (Isabel te diré que Marina sigue
pensando en seguir tus pasos, -esto es un paréntesis y un encargo-).
La realidad del urbanismo actual es que el tiempo que se tarda en “fabricar” un tejido urbano (de urbe) es ahora superior a los cambios que sobre la misma urbe se suceden (geopolíticos, económicos, sociales, tecnológicos y administrativos), con lo que la planificación deja de ser tal y sobre todo si medimos el tiempo que se tarda en planificar de tal manera que los propios planes, que han de ser un estudio del presente para fabricar un futuro se terminan cuando el propio futuro ya ha pasado, con lo que solo sirven para paralizar el presente del próximo futuro (Einstein no lo hubiese explicado mejor).
La actual estructura administrativa-legislativa de planificación que a mediados del pasado (y ya lejano siglo XX) fue buena, posiblemente y debido a la propia velocidad de la misma en estos inicios del ya siglo XXI no es la mas idónea, ya que el propio tiempo la supera, y nos encontramos con planes que se ven antiguos días antes de su aprobación por el tiempo que han invertido en gestarse.
Deberíamos cambiar la forma de ordenar y planificar nuestras ciudades ya que hemos llegado a hacer verdaderos libracos insoportables nuestros planeamientos, donde se estudia hasta lo que debe de tener de alto el alcorque de un árbol, sin ni tan siquiera plantearse si hay que poner árboles. Ahora y con la perspectiva de la experiencia (que no de la edad), me asombro y pongo a vuestra disposición la normativa con la cual se hizo tanto la costa del sol occidental como oriental, que tengo en pdf, y que ambos tomos no superan las 40 paginas en formato DIN A5.
Y a lo que yo iba, o dejamos de legislar todo, o cambiamos los tiempos que se tarda en ordenar, haciendo documentos mas versátiles y ligeros dando mas participación a los ayuntamientos, y posibilitando la modificación de los mismos mas fácilmente, con lo que tan solo habría que reducir los invariantes (esta expresión es propia, y aceptaría un cambio de nombre).
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