045 (18 de enero de 2008)
Si bien no creo que sea la peseta (ahora el euro) lo que determine donde y como se ha de planificar, como casi todo en esta vida es determinante el coste de las cosas para una correcta planificación, para lo cual al igual que hacemos cuando vamos al mercado y elegimos entre el estupendo conejo por encima del cordero o la ternera (solo por su excelente sabor) para posteriormente acompañarlo de patatas a la hora de la comida convendría saber cual es el “sabor” de ciertas determinaciones que tomamos en la planificación al margen por supuesto de otros aspectos no menos importantes y que ahora enumero sin tratar de juzgarlos como es el consumo de suelo (bien finito, mientras que siga manteniéndose la geometría euclidea y no se vayan descubriendo los mundos paralelos), o el consumo de agua (bien junto con el vino preciado en la zona), situación con respecto a equipamientos y vías de comunicación, … pero estos extremos los dejamos para otros blogs que no podemos agotar todos los temas en el mismo que cuesta mucho escribir tantos (ahora empezamos a admirar a quien por obligación o devoción tiene que escribir a diario, va por los Martinis y resto de bebidas espirituosas que nos acompañan desde tiempo).
Una vivienda en el campo (léase no urbanizable alejado del núcleo) le cuesta a la administración los servicios que ha de darle 30.000 euros (treinta mil), una vivienda en casco en un pequeño municipio del interior con dificultad en los accesos y escasamente dotado 12.000 euros (doce mil), mientras que una vivienda en Teatinos por ejemplo tan solo 3.000 euros (tres mil), es decir hasta diez veces mas de coste para la administración supone el sitio, con lo que a priori si ese coste no lo asume el ultimo propietario podíamos decir que es la administración quien esta legitimada para elegir el modelo (hay que discutirlo).
Un ejemplo más cercano, en Benalmádena llevar el agua a la urbanización que se esta construyendo al norte de la A-7 a la altura de Arroyo de la Miel (que a todos nos sorprende, pero con todos los papeles), llevar el agua a las viviendas cuesta justo el doble que lo que cuesta llevarlo a las viviendas de abajo de la autopista (por ejemplo), sin que este coste sea repercutido en las mismas, preguntarle al alcalde el cabréo (sordo) que tiene por este tema.
Si el Gobierno de la Nación nos recomienda comer conejo, no seria extraño que el Gobierno autonómico empiece a recomendarnos que vivamos en pisos, pero la verdad lo que hace bueno un guiso de conejo son las patatas y la salsa que lo acompañan, … ¿será lo mismo con el urbanismo?
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