RECETAS

100 (11 de abril de 2008)



Existen a lo largo de la historia una serie de productos milagrosos que han servido en cada momento como armas curativas de lo que a priori no tenia cura; todas tienen un fondo (pequeño o grande) científico de verdad, pero todavía ninguna llega a la altura de piedra filosofal de la salud y felicidad (que es para lo que realmente se usaban y requerian); en un pequeño listado se me ocurre nombrar a las siguientes por orden de antigüedad, que no de eficacia: el bálsamo de fierabrás, los parches de Sor Virginia, el linimento Sloan (el del bigote), el aloe vera, y ahora la soja (por supuesto no transgenica).

También se me ocurre que el hecho de tener en cada momento un referente (un icono) para cada tema que realmente nos importa, es una constante en la historia de la humanidad, sin meterme en demasiados perejiles que puedan dañar sensibilidades ajenas al urbanismo que es mi tema, pero que en cualquier momento y con una cerveza (con tapa por supuesto) entre medias me atrevo a discutir contigo.

Como casi siempre, (jejeje) en el urbanismo (moderno, o hecho con leyes), también tiene sus recetas para conformar nuestra felicidad (urbanística), y por cierto con el mismo éxito que en su día tuvo el bálsamo de fierabrás, ya que el urbanismo (moderno, o hecho con leyes), esta empezando a escribir su historia y sus remedios están iniciándose con lo que hay que compararlos con los primeros remedios de otras materias.

En un principio la preocupación era exclusivamente la salud, ya que al crecer (en extensión y altura) provocamos unas ciudades insanas donde las basuras se echaban a las calles no dando tiempo a que las mismas se reciclasen, y la preocupación llego desde ese extremo y se pensó que todo se resolvía con infraestructuras y llegó la receta de que solo era bueno (el urbanismo) si estaba convenientemente resuelto los abastecimientos de agua, saneamiento y acceso viario, sin más, (esto es el bálsamo de fierabrás).

Superado este escalón y ante el continuo de unifamiliares adosados que estábamos haciendo, alguien pensó que el éxito pasaba por dotar a este continuo de alguna parcela con uso de zona verde (por cierto de color pardo), y algún solar con destino variado que se llamo equipamiento, y que la mayoría de las veces no se construía, y nació la receta de los estándares urbanísticos como solución al problema, ya que si se cumplía con ciertos estándares se conseguía un buen urbanismo (el mejor parche sor Virginia que yo recuerde).

Ahora llegamos al señor del bigote y nos están contando que un buen urbanismo pasa por reservar cierto porcentaje de las viviendas a personas que difícilmente pueden comprar una en el mercado libre (esto lo dejo para un articulo solo), y se presume que solo se hace un buen urbanismo cuando se reserva suelo para vivienda protegida, …

La verdad es que tengo ganas de llegar a la soja (no transgenica, por supuesto), pero algo me dice que lo importante no es el urbanismo sino quien tiene que vivir en el urbano, (filosofía barata, supongo).

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